sábado, 22 de mayo de 2010

El adiós a un niño de 6 años


Vestido de blanco; con un pantalón, camisa, una chaqueta, un corbatín y cobijado con su chompa de cuero preferida, con la que acudía a la parroquia Cangahua, cantón Cayambe, para bailar en las fiestas de San Pedro y San Pablo fue despedido por sus amigos y seres queridos, el pequeño Alexander Novoa, de 6 años de edad.


Confían en Dios. No hay palabras para describir el dolor que sienten los padres al perder a un hijo de forma trágica, prematura e inesperadamente. Solo la persona que está pasando por este dolor puede explicar lo que a veces resulta inexplicable.La mirada triste, los ojos cansados de derramar lágrimas se reflejan en el semblante de quienes conocieron y amaron a Alexander.Un paro cardiaco terminó con la vida del niño que cumplió seis años de edad, el lunes 9 de febrero, en una cama de Terapia Intensiva del hospital de Baca Ortiz, donde permaneció durante ocho días, desde un trágico accidente en Otavalo, en el que también falleció el joven Ismael Navarro."Dios sabrá juzgar", manifestó el padre de Alexander, Alfredo Novoa; mientras la madre del pequeño, Adriana, afirmó que confía en que Dios brindará consuelo a su alma, aunque la resignación será difícil ante lo sucedido."A veces parecía mentira lo que pasó; cerraba los ojos para pensar que era solo un sueño, pero es una realidad que hasta hoy es difícil de creer", agregó Alfredo, que junto Adriana hasta el último momento brindaron cariño, amor y todo lo que necesitó su hijo, en vida.
Quería ser piloto. "Quiero manejar aviones" eran las frases que Alexander decía frecuentemente a su papá, por lo que Alfredo ya pensaba en el futuro de su hijo, en la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Desde los 2 años y medio de edad, con un zamarro acudía con su padre a Cangahua para participar en sus bailes preferidos.

Nunca es tarde


Definitivamente querer es poder y nunca es tarde para cumplir un objetivo en la vida.
Heriberto Chalá, de 65 años de edad, se graduó de bachiller en el colegio Técnico Popular 31 de Octubre, en Otavalo.


Venció los obstáculos. Heriberto obtuvo el grado de bachiller técnico en agropecuario forestal. "Es necesario estudiar", comentó Heriberto, quien no pudo iniciar sus estudios secundarios debido a un impedimento de su padre. "Él quería que nunca nos separemos decía que los hijos debían estar junto a él", recordó.
Enfatizó que la edad no es un obstáculo para cumplir los sueños y salir adelante con una buena educación. Heriberto Chalá se educó en el plantel en la modalidad a distancia y espera continuar sus estudios superiores en agronomía.
Estudió agropecuario forestal porque desea obtener conocimientos para combatir las enfermedades en cultivos como la papaya y el limón.
Sin sus familiares. Heriberto llegó solo a su graduación. Manifestó que está separado de su esposa y que sus hijos residen en la ciudad de Quito.
Nelly Uvidia, una amiga de uno de sus compañeros, fue la encargada de colocar la capa al nuevo bachiller.
"Es excelente; nunca es tarde para estudiar. Don Heriberto es un ejemplo para los jóvenes, porque no hay obstáculos para seguir adelante", manifestó Nelly.
Todos los sábados y domingos, Heriberto acudía al colegio para lograr lo que no pudo cumplir en su juventud.
Luego de la graduación Heriberto se fue como llegó al evento, solo, lleno de ilusiones de seguir en su vida profesional, y ser un agrónomo de calidad.

A la espera de ser una mujer



Ibarra. "Estaba atrapada en algo que no era mío", dice Rubí Andrade, una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre.
Espera que se cambie el tipo sexo Masculino (M) que consta actualmente en su cédula de ciudadanía por el de Femenino (F).
Y podría lograrlo, ya que una resolución de la Defensoría del Pueblo de Imbabura exhorta a la Dirección Nacional del Registro Civil a que cambio los datos de Rubí, tanto en el nombre como en el sexo.
El actual nombre que consta en la cédula de Rubí es Ruddy, nombre que escogió en reemplazo de la identidad de hombre que tenía y que prefiere olvidar porque dice que lo ha enterrado en el pasado.
Si la resolución se cumple, Rubí (nombre que adoptará con el cambio en su cédula) se convertiría en la segunda transexual ecuatoriana en cambiar el sexo de su cédula, y la primera imbabureña, aún sin haberse operado.
"Es algo ilógico que aparezcamos como figuras femeninas, con nombres femeninos y sigamos teniendo una identidad masculina; es algo absurdo; tal es el caso de que seguimos haciendo una fila de hombres para poder dar el voto; para nosotros es una humillación más", enfatiza.
"Una transexual nace; nuestro cerebro es femenino y no acepta el cuerpo que tenemos, a tal punto que llegamos a detestar las manifestaciones masculinas biológicas, sexuales y de todo tipo", explicó Rubí.

Rubí tiene 33 años de edad. Nació en Atuntaqui. A los 25 años decidió revelar a su familia lo que pasaba; al principio se tomó como un cambio duro, pero ahora el apoyo es total.
Preparación. Rubí siempre se destacó en los estudios; estuvo en la escuela Dos de Marzo y en el colegio Abelardo Moncayo.
Sufrió discriminación con la ola de burlas, humillaciones físicas, acoso y apodos de los que fue víctima. Pero asegura que logró superarlos gracias a la fe en Dios, al que considera el motor de su vida.
Se graduó en la Universidad Técnica del Norte como contadora pública autorizada, cuando aún tenía la identidad de hombre.
Actualmente estudia su segunda carrera de Derecho, en la Uniandes, como mujer, a través de la que espera más justicia.
Trabaja en el Centro de Capacitación Imbabura, en Otavalo, como instructora de Contabilidad y Computación. También es contadora en una fábrica.
Al momento Rubí no se ha realizado ningún tipo de cirugías, solo cumple tratamientos hormonales, que también son costosos.
Ella dice que no se siente incómoda al no ser completamente una mujer. "Aprendemos a aceptarnos; por eso es que tenemos un certificado psicológico que avaliza nuestra condición", explicó.
Rubí explica que el impedimento para realizarse una cirugía de vaginoplastia, es el factor económico, pues en el país este tipo de operaciones bordea los 15 mil dólares.
La lucha sigue. Su lucha sigue a través del grupo Trans del Ecuador, en el que se busca el respeto y la defensa de los derechos .
Pero, en Imbabura, ha luchado sola y afirma que aún vivimos en una sociedad "hipócrita".
Al momento realizan diversas campañas para combatir la discriminación y fortalecer el respeto a los derechos.


Sobre matrimonio. Si Rubí logra cambiar su sexo en el documento de identidad, no tendrá obstáculo para contraer matrimonio, aunque por el momento este tema todavía no está en sus planes.
Tiene un novio desde hace un año, afirma que él la apoya en todo y le ha aconsejado que siga adelante y no decaiga. También estaría amparada a los derechos de una mujer biológica, por lo que no descarta una adopción, aunque por el momento prefiere esperar.
Su meta. Su aspiración en la vida es que se respeten sus derechos; "Llegar a ser la mujer que siempre quise, luchar por las futuras generaciones; lograr que se establezca la igualdad, el respeto la tolerancia..."
"La Constitución actual es una de las pocas que ampara las uniones de hecho y lo que es identidad y género; algo que no se tomaba en cuenta en la Constitución de 1998", manifestó. Considera que no ha tenido fracasos ni temores en su vida. "Sé que se hará justicia; es hora de que todo marche bien..." "Esta es una lucha de valientes", finalizó.
Resoluciones de la Defensoría del Pueblo de Imbabura

LA COMISIÓN PROVINCIAL DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO EN IMBABURA. EL 24 de junio de 2009 resolvió exhortar al Director Nacional del Registro Civil Identificación y Cedulación que se proceda con el cambio de nombres de Ruddy por Cristina Rubí y, del sexo masculino al femenino. Sin embargo, esta resolución no fue acatada por la entidad debido a que se aplicó la ley del organismo a la que, el comisionado de la Defensoría del Pueblo de Imbabura, Juan Marcelo Figueroa considera "obsoleta y que está contra la Constitución".
La resolución de Figueroa se basa en la Constitución, que en el artículo 11, numeral 2, entre otros aspectos, establece que "Todas las personas son iguales y gozan de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia...sexo, identidad de género...orientación sexual... ni cualquier otra distinción".

Los afroecuatorianos y el racismo




Un amigo me comentó que concedió una entrevista a la revista Vistazo, sobre el racismo, qué bien le dije y qué tal, él me dijo que su respuesta fue que aún esa enfermedad sigue y que difícilmente se exterminará.



Yo le comenté que realmente los tiempos han cambiado un poco, actualmente, a los afroecuatorianos se nos han abierto puertas, especialmente en el ámbito laboral, educativo y profesional.



Hace 40 años por ejemplo, era impensable que un negro ingrese a las filas de oficiales en la Policía y el Ejército, hace 60 años, era impensable que un negro sea sacerdote. Hoy existen oficiales negros y hasta un obispo afro en Guayaquil. Hace 50 años, no se podía si quiera imaginar a un negro como presidente de Estados Unidos, qué tal, ahora Barack Obama ha hecho historia.



Pero, la lucha ha sido grande, desde la época de nuestros antecesores esclavos que con la música bomba se rebelaban contra sus amos. Me hubiera encantado que mi abuela que fue empleada doméstica desde muy joven estuviera viva para que vea los avances de los afroecuatorianos.



Pero falta más, falta que los afroecuatorianos nos sintamos importantes y despejemos de nuestras vidas el pasado que nos sometió durante siglos. El crimen de la esclavitud es algo que existió y no podemos negar ni ocultar.



Pero todavía falta que las autoridades se preocupen más por los pueblos afroecuatorianos como el Valle del Chota, donde la pobreza todavía es una realidad y que sufre del olvido de las autoridades que solo se acordaban que existe ese sector cuando Ecuador clasificaba al Mundial de Fútbol, y después se olvidaban de todo y de todos.



Los niños crecen soñando convertirse en un Édison Méndez, Agustín Delgado o Jairo Campos, que se han convertido en referentes y quienes luego de haber logrado éxitos y dinero en el fútbol llegan en sus autos lujosos y ropa fina a su tierra, dejando impresionados a cientos de niños que, en cambio, la mayoría de veces están descalzos o con sus zapatos viejos.



Pero es urgente que no piensen solo en que el fútbol es el futuro, deben trabajar en su presente, con una buena educación...



En fin, para mí el racismo no existe como antes, pero aún no se puede erradicar en el país, es como un mal sin remedio, pero sigamos, no nos dejemos, ya hemos avanzado que no nos detenga nadie... dejemos a nuestros hijos el legado de que si queremos podemos llegar lejos...